sábado, 16 de julio de 2011



En estos momentos estoy leyendo una novela negra muy curiosa. El autor y yo compartimos ese amor por el arte clásico así como ese lenguaje empañado de romanticismo de film noir. Os pr4eguntaréis quièn es ese autor pero no os lo desvelaré hasta el finla de esta pequeña reflexión.

Fruto de la lectura apasionada del crimen acontecido en Venecia del que un profesor universitario de arte es observador e investigador a la vez. Lo que me llama más la atención de esta pequeña novela negra es que se basa en la pasión del autor por el arte y por lo tanto, toma como leitmotiv una obra del Quattrocento de Giorgone titulada "La Tempestad" que le da nombre a la novela. Por otra parte, me llama la atención las descripciones con subido tono erótico y vocabulario explícito que hace que a veces no sepas bien bien si estás leyendo una novela erótica o una novela negra.

Dos reflexiones: En primer lugar, me hace pensar como un autor a través de sus personajes llena aquello que le hubiera gustado hacer en su vida cotidiana y que por diversos aspectos psicoanalíticos no se atreve a hacer. Estoy seguro que detrás de las descripciones eróticas de la novela se esconden las frustraciones del autor. Así, hallamos que la literatura ofrece un espacio de libertad para el autor, un lugar donde aquello más escondido por el autor se convierte en "real" en un universo simbólico en el que la vida transcurre por un camino sin sorpresas para el autor, en el que el yo subsconciente deviene yo concreto.

En segundo lugar, el hecho de la variopinta variedad de vocabulario que hace servir el autor me llama la atención primero, por el trabajo forzado que ha tenido que hacer con el diccionario de sinónimos. Muchas veces pensamos que dominamos una lengua. Si naces en España haces servir el castellano de una forma ágil y dinámica. Pues nada más lejos de la realidad. La lengua es un elemento polihédrico, con muchas facetas, con muchas máscaras... la lengua es un baile de carnaval veneciano una vez tienes un amplio bagaje de la lengua castellana. El uso de unos términos u otros hace que podamos clasificar a las personas dentro de la estructura social. El lenguaje está socialmente estructurado no en relación a las clases sociales, si no al nivel cultural en el que esa persona se mueve o tiene. El hecho de usar unos términos o otros forma parte del habitus lingüístico de cada persona así este vocabulario nos llevará a poder saber más o menos que nivel intelectual tiene esa persona. Personalmente no creo que hoy en día el nivel cultural vaya siempre ligado a la clase social que pertenezca una persona. Influye, sí, pero no determina el nivel cultural. Porque hoy en día se puede hallar a personas muy formadas en trabajos de perfil bajo o medio.

Bueno voy a seguir leyendo a Juan Manuel de Prada

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