Rejas de apariencias, rosas de alquiler 
¿A qué esperas ciudad de vehementes 
tejiendo líquenes al anochecer 
con esas orejas y esos dientes 
detrás de una cortina de serpientes? 
Beodas, miopes y torpes tus gentes 
Con el Tibidabo y la mar de cárcel 
De ti misma huyes 
En tus calles echas burdel 
Luz y oscuridad; noche y día, 
Logras convencer a despistados y transehúntes 
De ser la perla del Mediterráneo 
Pero contigo he de hablar 
Y con la luna de testigo 
Te he de confesar 
Que ante la noche, te maldigo. 
Octubre, 2008

 
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