Livio
era el historiador referente para Maquiavelo, este historiador romano, se había
esforzado por hacer compatible su fidelidad a los valores republicanos con la
amistad con Octavio Augusto, el primero de los emperadores. Esto fue toda una
declaración de intenciones por parte de Maquiavelo, quien, sin renunciar a
esconder su republicanismo, quería volver a la actividad política poniéndose al
servicio de los Médicis. Adolfo Suárez, sin esconder su pasado de dirigente falangista
gracias a Fernando Herrero Tejedor, no sólo pretendía subsistir ejerciendo el
único oficio que conocía bien, el de político, sino que también buscaba
favorecer un cambio en la alianza estratégica de los gobernantes franquistas. Gracias
a Torcuato Fernández Miranda, consiguió el desmantelamiento del Movimiento y
del sindicato vertical, la primera amnistía limitada, la ley para la reforma
política, la legalización de los partidos y las primeras elecciones libres.
Cuenta
Maquiavelo, siguiendo el hilo de Tito Livio, que tras la caída de la monarquía
de los Tarquinos, parecía que en la nueva Roma republicana había una gran unión
entre el senado y el pueblo. Pero comenta a continuación que se trataba de una
apariencia engañosa nacida del miedo que los reyes despertaban en los patricios
y del interés que éstos tenían en contar con la complicidad de los plebeyos
para cambiar el régimen. De la misma manera, tras la muerte del dictador
Francisco Franco, parecía haber una unión entre parlamento y pueblo a razón de
la ausencia de gobierno provisional y de acción cívica democrática. En realidad
esta fachada de uniformidad ideológica y de continuismo era una falacia. El régimen
se basaba en el miedo que los militares despertaban en los tecnócratas y
monárquicos, y del interés de éstos por contar con el apoyo del pueblo español.
La Ley para la Reforma Política fue el adalid de ese cambio y el gran triunfo
de Adolfo Suárez. En realidad, esta ley alteraba estructuralmente la
normatividad franquista pues, sin romper las formas, modificaba la ley de
principios fundamentales del Movimiento que los definía como “permanentes e
inalterables por su propia naturaleza” al introducir un cambio radical en el
criterio de representación política con el paso de la orgánica a la individual.
La política de pactos consiguió el fin perseguido por la oposición: la
democracia, pero con otro protagonista: Adolfo Suárez, y otros medios
cupulares: ausencia de gobierno provisional y de acción cívica democrática.
Maquiavelo
y Adolfo Suárez subrayan, contradiciendo la opinión común, que fue la desunión
entre el senado y el pueblo lo que hizo libre y poderosa la Democracia española
y la República romana correspondientemente, y que todas las leyes favorables a
la libertad habían nacido de choques entre clases sociales. La separación entre
los gobernantes de la transición y el pueblo, que no tenía fuerza para usurpar
el poder, también puede ser, en determinados casos como la Transición española,
la mejor garantía de la libertad democrática.
Desde este humilde blog se te agradece, Adolfo, tu trabajo por una democracia en la que la libertad de expresión y de conciencia sea un valuarte a defender, y este blog pretende ser un ejemplo de ello. Tú cambiaste de facción política y no por esto se te debe juzgar, sino por tus hechos, por tus acciones concretas articuladas en el primer Gobierno Suárez en pro de un gobierno democrático. Por todo ello gracias.
Me gustaría cerrar este post con la cita que Adolfo Suárez hizo de Antonio Machado el 9 de junio de 1976:
Me gustaría cerrar este post con la cita que Adolfo Suárez hizo de Antonio Machado el 9 de junio de 1976:
"Está el hoy abierto al mañana
mañana al infinito
Hombres de España:
Ni el pasado ha muerto
Ni está el mañana ni el ayer escrito."
0 comentarios:
Publicar un comentario