En el sistema de producción actual, la maximización de la utilidad consiste en una inversión en la propia vida de cada cual, cuyos efectos, en la medida que tienen que ver con la praxis y no sólo con el trabajo, no pueden reducirse únicamente a los beneficios individuales, sino que intrínsecamente atañen a lo que es común. Ello induce a nuevas relaciones entre lo que Carlos Marx llamaba la deuda pública y la acumulación originaria.
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Para que haya acumulación es
necesaria la estrecha relación que se produce entre crédito y deuda pública. La
deuda pública es una carencia que es preciso colmar, porque sin su existencia
tampoco existiría el capital. Comentaba Carlos Marx que "El crédito
público se convierte en el credo del capital". La circulación fin en sí
misma que produce beneficios y acumulación es un movimiento al que hay que dar
crédito. Esto es lo que se está produciendo actualmente, una adhesión absoluta
de la vida de todos los españoles, el crédito privado financia solo el crédito
público. Mediante el encauzamiento de los ahorros de las economías domésticas
hacia los títulos y las acciones, se ha llevado a cabo la plena incorporación
de la vida de todo el mundo al mundo financiero. El sector financiero es consustancial
a la producción de bienes y servicios desde
la difusión de las tarjetas de crédito. El capital y el consumo coinciden y
confluyen de forma definitiva en una vida constantemente endeudada.
2
La titulización de "bonos basura", la conversión de
las deudas personales en mercancías objeto de compraventa es una innovación
problemática para una economía de mercado porque estas mercancías ficticias
carecen de un valor de cambio intrínseco. No es por ello extraño que en los
mercados de las mercancías ficticias donde se sitúan os problemas económicos
más agudos: los ecológicos, el desempleo y la crisis financiera. Los inversores
han actuado justificando sus operaciones en la confianza que les merecían las
calificaciones que unas agencias de rating o de calificación, supuestamente
independientes y expertas en evaluación de riesgos, otorgaban a esos derivados
en f unción de su riesgo de desvalorización. La confianza ha resultado ser injustificada.
3
La burbuja inmobiliaria se
caracteriza por un ascenso continuado en el precio de la vivienda fruto del crecimiento
de su demanda por encima de la oferta. Esto aparece porque la expectativa de la
demanda compartida por muchos de comprar hoy con la idea de vender a un precio
más alto mañana. Pero si se han endeudado en la burbuja inmobiliaria, el
estallido de ésta se convierte en un problema cuando al no poder pagar las
deudas, ello afecta a la solvencia del sistema financiero. Y de ahí que en la
actualidad haya más viviendas de construcción nueva no habitadas que nunca y
hayan aumentado los desalojos de viviendas.
4
Unos bajos tipos de interés,
consecuencia de las inyecciones de liquidez y de la abundancia de euros en el
IBEX35 fruto del reciclaje de los euros en negro del mercado de la vivienda,
han llevado a la extensión del crédito hipotecario a segmentos de la población
cuyas posibilidades de devolverlos en el futuro eran más que dudosas. Se han
concedido hipotecas subprime con la única garantía real de que las expectativas
de que el precio de las casas siguiese subiendo se hiciesen realidad.
5
En el momento en el que los
ciudadanos no pudieron pagar sus deudas el precio de los bonos basura de
desplomó poniendo en entredicho la solvencia de algunas instituciones
financieras sistémicas y desencadenó la crisis de solvencia. En España el
sistema financiero ha utilizado parte de los fondos procedentes del exterior
para financiar una burbuja inmobiliaria. Su estallido se ha traducido en una
crisis de solvencia en el sistema financiero, cuyo salvamento por parte del Estado
ha supuesto que la deuda pública se disparase. A la austeridad impuesta por
Bruselas se ha sumado entonces el que se haya derivado parte del gasto público
a socorrer el sistema financiero. No sólo el sector privado se ve forzado así a
disminuir su demanda por la necesidad de desendeudarse frente al exterior sino
que el Estado ha de hacerlo también, y todo ello a la vez que el sector
financiero contrae sus créditos provocando una recesión de balance.
6
En el siguiente post la repercusión
de la crisis en el mercado laboral.
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