El manierismo veneciano constituye la enseñanza de base sobre la que se desarrolla la obra de Domenikos Theotokopoulos, El Greco. Nacido en 1540 o 1541 en la localidad cretense de Candía, se trasladó a Italia para estudiar primero con el viejo Ticiano y luego la pintura de Rafael y Miguel Ángel en Roma.
Su venida a España en 1577 respondió tal vez al deseo de participar en las iniciativas artísticas de Felipe II, propósito que frustró el disgustoi que produjera en el monarca su San Mauricio y la legión tebana, encomendado para el Monasterio del Escorial.
Por ello busca El Greco en la ciudad de Toledo un nuevo mercado para su producción; pronto obtiene nutrida clientela, lo que le obliga a desarrollar una intensa actividad, ayudado por los oficiales de su taller, entre los que se cuentan su hijo Jorge Manuel y Luis Tristán.
El San Juan Evangelista constituye un ejemplo característico de los diversos elementos incorporados por El Greco a su pintura.
El sentimiento veneciano de la luz y el color, que opone tonalidades conflictivas, ha sido transformado en aras de una preocupación por el estudio en profundidad de la figura, desprovista de todo encuadre arquitectónico o paisajístico.
A su canon alargado se suma una indumentaria flotante que apenas revela la existencia bajo ella de un cuerpo viviente.
Es una fórmula visionaria y emocional que se halla servida por una técnica de amplias y libres pinceladas, cuyo examen detallado hace pensar en el impresionismo.
Este lienzo corresponde, en suma, a la fase de afirmación del original modo pictórico del Greco, probablemente al último lustro del siglo XVI.
Bibliografía
Monreal Tejada et altres (1983) Obras Maestras de la Pintura: Museo de Arte de Cataluña/ Museo del Prado, Editorial Planeta, Barcelona, p.150-151
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