domingo, 27 de diciembre de 2020

    


 

El documental El Silencio de los Otros (2018)  de Almudena Carracedo y Robert Bahar, ayuda a cuestionar las formas hegemónicas en que se impuso el discurso histórico en España. ¿No tenían derecho las mujeres solteras a tener hijos durante el nacionalcatolicismo?, ¿Quién tenía derecho a tener hijos durante el Franquismo?, ¿Es legítimo el robo de bebés y su entrega a familias que están a favor del régimen franquista?; ¿Y si no es legítimo se merece una condena e incluso un castigo legal?; ¿Quién son esas mujeres a las que se les robaron los bebés?; ¿Quién son esos niños robados?, ¿Qué familias los acogieron?; 

Cada página, una victoria del régimen contra la barbarie roja. ¿Qué doctores, monjas, curas y oficiales del régimen dieron su beneplácito para que esto ocurriera? Cada diez años un nuevo crimen del régimen franquista. Tantas historias, tantas preguntas.

    ¿De quién son los cadáveres que se hallan en las fosas comunes?; ¿Merecen las familias poder enterrar a sus antepasados en sus nichos familiares?, ¿En el nombre de la ley de Amnistía deben los cadáveres seguir enterrados sin reconocimiento por parte de sus familiares?; ¿Los que no fueron fusilados fueron a campos de trabajo para presos políticos?; ¿Hubo campos de concentración en la España franquista?; ¿Cuáles eran, dónde estaban, en qué condiciones vivían los prisioneros políticos de guerra?; ¿Quién dirigía esos campos de concentración?. 

    El documental el Silencio de los Otros nos ayuda a poner en cuestión la manera de pensar la historia de España. A deconstruir la concepción de la historia y la del tiempo en España. La historia la construyeron los que ganaron la guerra civil, nosotros, los perdedores, no salimos a repetir el mismo esquema, la matriz no se puede repetir. Hay que cambiar la concepción de la historia en España

    El mundo venidero mira hacia atrás porque si peleamos por un mundo más justo, la justicia en el futuro la alcanzamos si logramos redimir a todos los muertos de la historia que han sido derrotados y disueltos sus testimonios. Si el enemigo vence ni siquiera los muertos estarán seguros porque sus testimonios desaparecerán, por eso la lucha por quién escribe la historia no es poca cosa, no es simplemente un juego de historiadores. Hablamos de la posibilidad de una justicia real en el que todos los vencidos independientemente de la clase social, género, pueblo, cultura... tengan la posibilidad de reconciliarse con su propia historia. 

    Cómo decía Arzalluz, la ley de Amnistía es una ley del silencio, un pacto tácito de no remover el pasado para poder seguir construyendo el futuro sin represalias. Pero hasta que España no redima a todos los muertos de la Guerra Civil (y no sólo a los que se hallan en el Valle  de los Caídos), no habrá justicia real ni posibilidad de reconciliación con la propia historia. Mientras no se derogue la ley de Amnistía de 1977 los mismos que ganaron la Guerra Civil y sus descendientes, seguirán construyendo la historia de España; y España como sujeto histórico, seguirá en decadencia, porque con la mirada hacia atrás (sin haber resuelto los dramas de la historia de España), cada vez que se progresa, se arruina.

    Sí a la verdad histórica. Sí a la derogación de la Ley de Amnistía de 1977 como ha hecho ya Chile o El Salvador entre otros países.

 

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