Ingmar Bergman tuvo una gran capacidad de observación del ser consciente y en su obra se desarrollan pensamientos, idas y venidas de dudas y la voluntad de la Nada. De esta manera, la obra de Bergman se divide en 5 etapas: juventud, psicológica, simbólica, crítica, genealogía; y en 3 grandes fases: juventud (a partir de “Crisis”, 1945), psicológica (que empieza con “Prisión”, 1948) y simbólica (desde “El Séptimo sello”, 1956).
Dentro de la fase psicológica, Bergman trata los tres
diferentes modos de ser de Kierkegaard. Concretamente, en la película titulada “Prisión” se pueden ver los tres
modos de ser de Kierkegaard que son tres grandes
posibilidades ante la realidad o lo que es lo mismo, tres alternativas de vida:
A) estética: entregarse a los
placeres; Al estar
basados en uno de ellos el personaje principal sufre y hace sufrir como por
ejemplo en la película “Un verano con
Mónica” en el que Mónica, el personaje principal, sufre y hace sufrir y representaría
la perpetuidad en el estadio estético causando padecimientos a él, quién
superaría toda la afrenta al superar el estadio estético y pasar al estadio
ético;
B) ética: hacer lo que es
correcto; Los personajes
de Bergman conforme avanza su filmografía aparecen cansados, van padeciendo y
van evolucionando hacia el corte ético. El infierno viene dado por la relación
con los otros, pero según Bergman es mejor sufrir acompañado que sólo. Los
siguientes films son un ejemplo de esta fase: La búsqueda del conocimiento (“El
séptimo sello”); El sentido de la vida (“Fresas Salvajes”); la indignación
acerca de la frontera entre la Nada y el Ser (“El umbral de la vida”); El
conflicto entre positivismo y romanticismo (“El rostro”);
C) dogmático/religiosa: entregarse
a Dios; En el Manantial de la
doncella se trabaja el tercer estadio, el religioso, y en la necesidad de una
verdadera fe para poder acceder a éste. Acabando el manantial de la doncella
con un milagro, será la última vez que estas ideas serán consideradas.
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