Mientras se entrega a
la exploración del absurdo, Bergman se entrega a una producción ininterrumpida
de obras que acaba con un período de descanso de dos años. Mientras estaba
ingresado en una clínica durante tres meses escribió el guión del film Persona, que dio paso a la etapa de
pesimismo ideológico desde 1964 hasta 1980. En esta etapa se siente liberado de
todo el aparato religioso que pesaba sobre él, abandonando todas las dudas
sobre la existencia o no existencia de Dios. Centrándose en el hombre al que
trata desde su existencia y no desde su esencia. Dará una expresión crítica del
individuo mostrando un tono de incertidumbre a la hora de explorar la realidad
del ser individual y del ser social; proponiendo la irracionalidad de lo real
desde una postura cercana al nihilismo.
A partir de películas como Secretos de un matrimonio; Cara a cara; El huevo de la serpiente;
Sonata de Otoño; La vida de las marionetas; que son producciones centradas en el problema
del hombre, Bergman explora los procesos sociales a través de los cuales nosotros
mismos damos un sentido a la vida.
Ante la
constatación de que la vida carece de sentido y nosotros mismo somos los que
debemos darle un sentido se puede responder de diferentes maneras:
A) Suicidio físico;
B) Suicidio filosófico frente a mundos
metafísicos (religión);
C) Aceptación cuando se sabe que la vida es
absurda y se acepta y se crean actividades para dar significado a la vida y lo
que hagamos no trasciende. Debe ser rebelión contra el sinsentido de existir.
Déjate de preocuparte del sentido de la vida y vive la vida.
Somos seres
pensantes racionales en un mundo irracional. Necesitamos poner normas. El mundo
es azaroso y escapa de las normas. La realidad sólo se puede entender en tanto
y en cuánto se reduce a categorías de pensamiento. Si el hombre reconociese que
el universo también puede amar y sufrir, se reconciliaría (Ex.: ecologismo). El
hombre es la medida de todas las cosas, la realidad que nosotros percibimos no
es necesariamente la realidad (Ex.: Física cuántica). La percepción del mundo
es diferente, nuestra visión del mundo no implica que la de los demás tenga la
misma. El hecho de intentar entender el mundo con reglas parecidas a las
nuestras genera el absurdo.
La absurdidad
surge de la comparación entre un hecho y una realidad, entre una acción y el
mundo que la supera. El absurdo es un divorcio. No está ni en uno ni en otro de
los elementos comparado. Nace de su confrontación, de la noción humana para
entenderlo todo. En un universo privado repentinamente de ilusiones y de luces,
el hombre se siente extraño. Es un exilio sin recurso, se presenta privado de
los recuerdos de una patria perdida o de la esperanza de una tierra prometida.
El divorcio entre hombre y su vida entre actor/decorado, es el sentimiento de
lo absurdo. El absurdo nace de la confrontación entre el llamamiento humano y
el silencio irrazonable del mundo. La verdad contraría a la moral. La moral es
que los actos tienen consecuencias: hay responsables pero no culpables. El
“todo está permitido” de los hermanos Karamazov no se trata de un grito de
liberación y de alegría, sino de una comprobación amarga. La certidumbre de un
Dios que diera sentido a la vida supera mucho en atractivo al poder impune de
hacer el mal. La elección no será difícil pero no hay elección y comienza la
amargura. Lo absurdo no libera pero ata. No autoriza todos los actos. Todo está
permitido, no significa que nada esté prohibido. Lo absurdo solo da su
equivalencia a las consecuencias de esos actos, restituye al remordimiento su
inutilidad. Si todas las experiencias son indiferentes, la del deber es tan
legítima como cualquier otro. Se puede ser virtuoso por capricho. Causa-efecto
por qué planteárselo es absurdo (metafísica/ ciencia) es un silencio. Entre el
deber-ser la realidad, surge el
sentimiento de absurdez, hay caos.
Pasamos de la
noción de absurdo al mito de Sísifo: no hay castigo más terrible que el trabajo
inútil y sin esperanza.
Con Fanny y Alexander empieza la etapa de Genealogía
familiar. Tras veinte años de sórdido agnosticismo con obras sórdidas y oscuras
será otra vez la esperanza. En su madurez se plantea los problemas de juventud,
un diálogo crítico con los temas tratados en los años cincuenta.
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