domingo, 29 de junio de 2014


Antígona representa la fidelidad, la lealtad a los principios hasta sus últimas consecuencias. Antígona se pregunta ¿a quién debo fidelidad? Y responde que a su hermano difunto y a los dioses y no al tirano. Antígona prefiere morir siendo leal a sus principios que vivir atormentada en el miedo al tirano Creonte. ¿Es preferible la Ley Natural de enterrar a los muertos con honores, o la del Derecho Positivo, de Creonte?, ¿Es preferible seguir una ley injusta o evitar la anarquía?

En la primera escena, después de la muerte de Édipo, su padre, del suicidio de su madre, Yocasta, y de la muerte de sus dos hermanos, aparecen Antígona y su hermana Ismene:


"ANTÍGONA:...Creonte de nuestros dos hermanos
niega al uno el sepelio que para el otro admite..."
(Antígona, 21-22)

"ISMENE: ¿Vas, pues, a sepultarle cuando está prohibido?
ANTÍGONA: Sí,.... no quiero ser culpable de haberle traicionado."
(Antígona, 44-46)

"ANTÍGONA:...Yo le voy a enterrar;
no me importa morir obrando de ese modo."
(Antígona, 71-72)

"ISMENE: Yo no desprecio nada, pero soy incapaz
de obrar contra el deseo de mis conciudadanos."
(Antígona, 78-79)

Entonces Ismene y Antígona se enzarzan en una discusión que destapa dos visiones opuestas de la vida, el querer la utopía o el realismo pragmático:

"ISMENE: Si pudieras hacerlo: quieres un imposible.
ANTÍGONA: Pues, cuando ya no tenga fuerzas, renunciaré.
ISMENE: pero los imposibles mejor no desearlos.....aunque estés loca demuestras ser amiga del amigo."
(Antígona, 90-99)

En la siguiente escena Creonte das sus razones por la prohibición del sepelio a Polinices:

"CREONTE: Me he hecho cargo del trono con el poder entero
por ser de los difuntos el pariente más próximo....y para el ciudadano que posponga su patria
al amigo, ninguna consideración tengo....prohíbo que de nadie reciba enterramiento
ni nadie honores últimos le tribute o le llore,
sino insepulto deben darle y su cadáver sea pasto ultrajado de las aves y perros"
(Antígona: 174- 207)

Seguidamente aparece un guardián en la corte del rey que comenta que alguien ha dado sepultura a Polinices. El rey enfurecido porque se ha desobedecido su orden, culpa al guardián y le dice que si no encuentra al culpable, él será ejecutado. Vuelve el guardián a la corte con una nueva noticia:



"GUARDIÁN: ...y esta muchacha traigo que el sepulcro arreglaba
cuando la descubrimos.... de repente desde el cielo un molesto
huracán a la tierra descendió y llenó el aire
entero de una gran polvareda...cuando desenterrado vio al difunto..." 
(Antígona, 395-427)

En consecuencia, Antígona expone sus razones en un soliloquio lleno de contenido:

"ANTÍGONA: Pero es que no fue Zeus el que lo proclamó
ni Justicia que vive con los dioses de abajo;
ésas no son las leyes que a los humanos dictan;
no creí que pudieran tus pregones a un hombre
dar autorización para infringir las leyes
no escritas de los dioses, que son inquebrantables
y que no datan de hoy ni de ayer, sino eternas
son sin que nadie sepa cuándo se promulgaron. 
Tales son estas normas  y no me iba a exponer 
a su sanción divina por temor al orgullo 
de nadie. Que a morir iba, ya lo sabía
aun sin proclama alguna; y así, si antes de tiempo
muero, es beneficioso lo que en ello recibo;
porque quien, como yo, vive entre mil desdichas,
¿cómo no ha de encontrar un provecho en la muerte?
No es, pues, ningún dolor para mí el padecer
tal destino y lo habría sido, en cambio, el dejar
que insepulto quedara quien nació de mi madre:
eso sí me doliera, mas no lo que me aguarda.
Y, si a ti te parece que loca es mi actitud,
puede que sea un loco quien ve locura en mí."
(Antígona, 450-470)

Creonte no se puede quedar callado y replica:


"CREONTE: Mas no es justo que le malo reciba lo que el bueno.....El enemigo, aun muerto, no será nunca amigo. 
ANTÍGONA: No nací para el odio, sino para el amor."
(Antígona: 520-523)
"CREONTE:....el que viola las leyes o las fuerza
o piensa ser capaz de mandar a sus jefes,
ése que nunca obtenga mi elogio es imposible.
No, sino al que gobierna se debe obedecer...
No hay calamidad alguna mayor que la anarquía;
....la disciplina es causa
de que se salven muchos soldados victoriosos.
Prestar apoyo, pues, al buen orden se debe
y jamás por ninguna mujer ser derrotado..."
(Antígona, 663-678)"

Antes de morir Antígona hace un soliloquio de despedida:

Hemón, hijo de Creonte y novio de Antígona, le pide a su padre que reconsidere su decisión de ejecutar a Antígona enterrándola viva puesto que:

"HEMÓN: No es ciudad la que sea propiedad de un solo hombre" (Antígona, 737)

Tiresias, el adivino, también intenta hacer recapacitar a Creonte:

"TIRESIAS: ...los humanos todos
expuestos igualmente se encuentran al error;
pero quien lo comente deja de ser un hombre
infeliz e insensato si, caído en el mal,
sabe curarse de él sin querer obstinarse
con tozudez que le hace culpable de torpeza"
(Antígona, 1023-1028)

"TIRESIAS: Pues sabe tú también que no contemplarás
muchas carreras rápidas del sol antes de que
hayas debido dar a cambio del cadáver
otro muerto nacido de tus entrañas mismas"
(Antígona, 1064-1068)

Creonte completamente perturbado decide recapacitar y manda parar la ejecución de Antígona pero es demasiado tarde puesto que Hemón se ha suicidado en la tumba de Antígona ante los ojos de su propio padre.

"MENSAJERO:... y en el fondo les vimos del sepulcro...
ella estaba colgada del cuello...
Y Hemón, sin contestar, en la faz le escupió
con ojos extraviados, a los dos gavilanes
de la espada echó mano y acometióle al punto,
pero no le alcanzó; saltó hacia atrás Creonte,
volvió contra sí mismo su furia el infeliz,
sepultó en su costado media arma y, con sus miembros
desfallecidos ya, se abrazó a la doncella
y su estertor mezclóse con un río de sangre
que las blancas mejillas de Antígona manchaba.
Así yacen, cadáver sobre cadáver; pudo
el pobre celebrar sus bodas en el Hades
y mostrar a los hombres que la sinrazón es
el más terrible mal que los humanos sufren."
(Antígona, 1220-1243)



Antígona, que ya no tiene nada que perder, desafía a Creonte, rindiendo culto a los restos de su hermano. El hecho de desafiar una ley injusta, pero ley, le conlleva la muerte. Este es el precio de ser fiel a los propios principios, y el de anteponer los vínculos de consaguinidad a los vínculos para con el Estado. Antígona supone un desafío, pero un desafío que viene a reafirmar la Ley Eterna. En este sentido, es una revolución conservadora, hay que desafiar al Estado para que nada cambie, para que los dioses sigan gobernando. Desde este punto de vista, los actos de Antígona suponen una reafirmación de un orden natural que se esta viniendo a bajo, de un orden social que se derrumba. Creonte representa al Estado que tiene que dar respuesta a un contexto social de guerras, hambrunas y peste. Para dar respuesta necesita imponer la ley, pero ¿es justo imponer una ley injusta?, ¿Hasta qué punto hay que imponer?, ¿No es perdonar también función de reyes? Como en Édipo Rey, no todos los triunfos en la vida son realmente triunfos sino derrotas, puesto que el precio de imponer la ley, le supone a Creonte la muerte de su propio hijo. ¿Está el Estado por encima de los ciudadanos?, ¿O el Estado debe estar al servicio de los ciudadanos? Estas preguntas y más son las que ustedes deben responder después de la apasionante lectura de Antígona. 

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