jueves, 26 de diciembre de 2013

Hay una tradición en la literatura española que me llama francamente la atención. La etiqueta es realismo crítico y el contenido se basa en la representación teatral o novelesca de la realidad que nos rodea pero de forma crítica. Es decir, mostrar las contradicciones de la época para que el espectador tome conciencia y reflexione sobre el asunto en cuestión. Este viaje es el que emprendieron Leandro Fernández de Moratín, Francisco de Goya, Benito Pérez Galdós y Larra. 


Con Benito Pérez Galdós la historia deja de ser la historia de los vencedores para ser la historia de los vencidos. Galdós explica la historia interna de España del s.XIX desde Trafalgar hasta la Primera República. Esto es manifestado en sus Episodios Nacionales, mezclas de historia y ficción, contradiciendo así la oposición aristotélica entre poesía e historia. La historia deja de ser una lista de reyes borbones para convertirse en las vivencias cotidianas de un personaje concreto y a la vez universal de la época. Galdós lanza una cuerda a la meta-historia para acercarla al sentir común y plebeyo hasta hacernos sentir que cada instante que vivimos estamos haciendo historia. Por otra parte, su teatro es una magnífica exposición de realismo crítico: en sus obras teatrales se exponen contradicciones de la época y les da una solución. Por ejemplo, dado que el futuro de la mujer era casarse o el convento, entre sus personajes hay mujeres que no aceptan escoger entre ni uno ni otro y deciden trabajar y valerse por sí mismas sin dependencia del marido. Cabe criticar que debido a un interés público por hacer que el público se interese por su obra (un público principalmente burgués) que implica que las soluciones a las contradicciones sean menos radicales de las que escribió inicialmente en sus borradores.


En los Caprichos de Francisco de Goya y Lucientes hallamos la sátira que hace uso del humor y la crítica mordaz para denunciar las contradicciones de su época para ensalzarlas en verdaderas obras maestras del carboncillo. Crítica social de figuras paternas y maternas, de la ignorancia, del narcisismo, de las relaciones amorosas, la conversión de figuras humanas en animales para así criticar más y mejor. De los Caprichos me llama la atención la combinación de letra e imagen así como la mordacidad sagaz del autor. 


Leandro Fernández de Moratín censura la educación de las mujeres de su tiempo y la opresión y abuso de autoridad a que ellas se ven sometidas, y defiende su libertad en su obra "El sí de las niñas". 


Mariano José de Larra refleja en sus artículos de costumbres toda una crítica contra la burocracia, la censura, la pena capital, el uso incorrecto del lenguaje.... mostrando así su descontento con el país y sus hombres, burlándose de la sociedad y denunciando los males de España. 

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