viernes, 7 de febrero de 2014



Caminaba  por el desierto lunar sin prever lo que iba a acontecer. Llevaba días, semanas, meses... galopando en su fiel compañero de aventuras: una vaca de un rubio espeso como el cobre cuya melena parecían briznas de hierba. Encima de la montadura se alzaba Hércules fuerte, en guardia, ojo avizor, siempre preparado para atacar. Vestía unos pantalones arrapados con forma de campana en los tobillos y con varios agujeros en el trasero. Encima de una camisa de seda bordada una chupa de cuero con un parche de AC/DC. La vaca, una vaca rubia por excelencia, era licenciada en filosofía además de una experta en destilación casera de aguardientes. Mantenían largas conversaciones sobre la metafísica de la leche y las poéticas de la mierda de vaca aunque de vez en cuando trataban otros temas, no tan trascendentales, pero no menos importantes:  
- No te fíes nunca de una brizna de hierba con flor- decía la vaca- suele tener siempre alguna espina.
- Las espinas nos recuerdan lo débiles que somos y el objetivo de nuestra existencia: el sufrir. Hemos venido a sufrir a este mundo. 
- Yo -seguía la vaca- cuando sufro se me corta la leche y después no hay Dios que me saque una gota. 
- Porque eres débil- comenta Hércules- el mundo es de los que perseveran, de los que luchan y en esa lucha el sufrimiento es esencial. 
- Espera un momento, yo creo en un mundo en que las vacas sean sagradas y vivan todas en solidaridad con la especie botánica humana. Es más, mi primo, comenta que otro mundo es posible y que ya existe allí en el lejano Este, más allá del Barco de Valdeorras. 
- No seas iluso, mundo solo hay uno, ninguno más que este, y tu fin es acabar en el matadero abierta de par en par desde el cuello hasta el ano. Tú solo eres una utilidad, un filete acompañado de patatas, unas costillas asadas de guiso. 
- Yo sólo pido dignidad, que me respeten, que dejen emerger todas mis potencialidades y que me ayuden a mimarlas y peinarlas cada mañana. ¿Es eso tanto pedir? Yo soy algo más que leche, filetes y costillas, yo soy y estoy en el mundo, yo veo, siento, padezco, lloros, soy emociones contenidas, explosión de risa, soy una criatura de Dios. 
-¡La fe!- exclama Hércules y lo acompaña de carcajadas- ¡Me río yo de Dios!. Si Dios existe ¿por qué permite que acabes en el matadero?
- No es Dios quién puede impedirlo, sino el hombre  que se erige como tal. 
- Eres una pusilánime y una debilucha. El futuro es de los fuertes. 
-¿Qué fuertes?, ¿Qué futuro? Mi futuro ya estaba decidido antes de que yo naciera. Yo reivindico mi derecho a decidir si quiero acabar siendo un filete en un palto de un burgués o no. Soy una vaca con derechos igual que tengo la obligación de dar leche quiero ser yo quien la redistribuya, y quiero ser yo quien decida sobre sus usos. ¡Hasta aquí hemos llegado!, y la vaca deja de caminar. 
-¡Camina maldita vaca! tu sino es la muerte ¡Acéptalo!
- No, te equivocas, mi futuro es la libertad. 

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