lunes, 9 de junio de 2014


La inquisición medieval era un tribunal especial para la detección, el juicio y el castigo de la herejía que se creo en 1233 para combatir a la herejía de los cátaros en el sur de Francia pero posteriormente quedó obsoleta hasta 1542 para combatir el protestantismo. Su principal característica era el control papal, ejercido a través del general y los provinciales de la orden de los dominicos. 



La Inquisición española fue creada para ocuparse de los judíos conversos que habían progresado y colocado en posiciones clave tanto en la vida política como económica del país, incluso en el Consejo Real.


Niño de Guevara Inquisidor de Sevilla
En un contexto de depresión económica, se generaron resentimientos que estallaron en actos de violencia como las masacres de 1391. Para salvar sus vidas numerosos judíos aceptaron el cristianismo, y estos fueron llamados judíos conversos. Las conversiones de los siglos XIV y XV fueron producto de la persecución y el terror que no cesaba con la conversión. La obsesión por demostrar su ortodoxia y de protegerse de las sospechas de los cristianos viejos llevó a denunciar a otros conversos. Este espírirtu de rivalidad y de envidia debió de fortalecer la intolerancia de la Inquisición. En los primeros años de la Inquisición Española muchos de sus miembros y entre ellos el Inquisidor General, Fray Tomás de Torquemada confesor de los Reyes Católicos, descendían de cristianos nuevos y de los sectores populares.

Debido a que las finanzas de la corona se hallaban en una situación de crisis en ese momento, los Reyes Católicos utilizaron a la Inquisición para confiscar las propiedades de los conversos y centralizar el Estado. Para conseguir esto, primero de todo, consiguieron una bula papal del 1 de noviembre de 1478 que autorizaba a la corona a nombrar inquisidores con jurisdicción sobre los casos de herejía. Esos inquisidores eran titulados universitarios que se estaban labrando una carrera en la Iglesia o en el Estado. 

Las primeras actuaciones de la Inquisición española fueron despiadadas y violentas: el primer auto de fe tuvo lugar en Sevilla el 6 de febrero de 1481 y fueron quemadas seis víctimas. Establecieron el reinado del terror, la envidia y el resentimiento mutuo. Se crearon 30 tribunales en España de los cuales los  más punitivos fueron los de Sevilla y Toledo. Entre 1488 y 1530 el tribunal inquisidor de Valencia juzgó a 2.354 personas, de los cuáles la mitad eran comerciantes, y la otra mitad artesanos. 

Torquemada
En conjunto, la Inquisición española aplicó la pena de muerte a unas 5.000 personas hasta 1530. En cambio en el período 1560-1700, de un total de 50.000 procesos sólo hubo 500 sentencias capitales. Entre las acusaciones hallamos el hecho de ser judío, luterano, blasfemia, brujería o de practicar costumbres islámicas

El Edicto de Fe, al exigir la denuncia obligaba a los fieles a cooperar en la tarea de la Inquisición y convertía a todo el mundo en su agente o espía, constituyendo además una tentación irresistible para dar rienda suelta a los rencores privados. Castigaba la herejía y la apostasia pero no la profesión de una religión distinta, por lo que musulmanes, judíos e indios americanos quedaban al margen de su autoridad. De todas maneras, para conseguir la unidad religiosa  los Reyes Católicos depuraron a los judíos de España: la expulsión de los judíos. Estos ayudaron a financiar la Guerra de Granada, pero una vez acabada ésta, el 30 de marzo de 1492, poco después de la caída de Granada, publicaron un edicto que daba a los judíos cuatro meses de plazo para convertirse al cristianismo o abandonar el reino. De un total de 80.000 judíos, entre 40.000 y 50.000 prefirieron marcharse.  

A finales de siglo XVI diferentes instituciones, como los colegios universitarios, numerosos capítulos catedralicios  y las órdenes religiosas, se negaban a admitir personas de origen impuro. Por lo que pedían pruebas de nobleza y pureza de sangre para admitir a los candidatos, todo controlado por la Inquisición.

Los Reyes Católicos

En definitiva, la Inquisión fue una policía político-espiritual para fortalecer el Estado de los Reyes Católicos. Eran tribunales que conjugaban la función jurídica y policial: el Inquisidor era a la vez fiscal y juez. Para conseguir pruebas y una confesión, la Inquisición podía aplicar tres dolorosos procedimientos de tortura: el potro, la garrucha y la tortura del agua. La ejecución era realizada por las autoridades civiles, no por la Inquisición.

Hoy en día, si se analiza la realidad actual española, se puede observar como aún en algunas áreas geográficas continua esa voluntad de querer demostrar que yo soy más cristiano que mi vecino. Muchas veces los análisis acaban diciendo que esas personas son uns hipócritas. Nada más equivocado, esa práctica se tuvo que mantener durante tresceintos años de miedo y terror organizado que llevaron a muestras ostentosas de catolicismo sino se quería acabar en una mazmorra torturado por la Insquisición. Bajo mi punto de vista, esta predisposición aún hoy continua presente, así como la envidia y el resentimeinto para con el vecino.



0 comentarios:

Publicar un comentario