lunes, 16 de diciembre de 2019


                                  Dedicado a jorge Guillén


                                                          El hombre injusto a ratos interesa
                                                          proclamar la verdad no interesa
                                                          es el error quien hinca la sorpresa
                                                         - Dios libre de seso y burocracia


Ella:
Me figuré en la tierra que las personas eran un objeto
de mi desdén, muy superior al mundo
Yo me creía superior a todo,
A todos, incluso a Diós.
Tal vez ahora principio a ver que no tengo límites,
ni de mi conducta, placentera,
ni de mis opiniones, morales.


Él:
-¿Morales?
(el otro interrumpió, casi irritado)
-¿Qué sabes tú de la vida,
de su impulso moral esencial, de su profunda
fluencia? Ignoras el gran acto
del Perdón, que a sí mismo se trasciende
Nada supiste de la misericordia redentora
y desde tu torre de arena
te impones a los viriles más viriles.
Creíste que esos vínculos de humanidad
no eran sino ridículas y débiles
flaquezas de burgués
- no entendiste el río bajo el sol,
y quedaste al margen, en la sombra
más exquisita, como un esteta
de la hermandad de los puros de sangre
adictos a la imagen más que al bulto
real, por eso descalificado


¿Acaso te crees ejemplo moral a seguir?
El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra
Perdida en tu jardín adolescente
ahondando en la tercera fase del espejo: ¡yo más yo!
apasionada de ti misma
riegas con arrogancia e impertinencia las flores del moralismo falaz
¡Qué libre serías si salieras de tu cárcel moralista?
Me disculpé -¿y te quejas?- De nada me arrepiento
El odio y el resquemor te conducirán
a la muerte en vida
Se goza aquí viéndome entre las llamas:


Ella:
- No miro a los demás a la cara. es una pena
que no concluye nunca. No la entiendo.


Él:
- La cobardía no la entiende, ni tú ni nadie. Búscate
un genio que te comprenda, que no eres
el centro del universo sino una simple piedra más
en el camino. Mírate a los ojos y pon los pies en
Tierra. Vete con el primero que tengas a tu lado
y ahoga tus ganas de humillar en un buen revolcón
porque nunca encontrarás a tu príncipe azul
haz un crucero o un viaje largo
medita un tiempo en la montaña
que el aire fresco siempre sienta bien
yo no entiendo tu hastío
puede que nadie te quiera, ¿pero te
has preguntado, alguna vez, que quizás no seas la única?


Que le vamos a hacer si
de mi mano ya volaron las palomas de la paz
ahora sólo queda tu vida convertida en guerra civil
donde unos con otros luchan y se engañan
arrojando avideces y traiciones
con una violencia cobarde sin pretextos
que no entiende ni la fe, ni la razón, ni la justicia.
¡Qué fácil es declararle la guerra al mundo escondida tras un teclado pueril!
Sufres y quieres hacer sufrir a los demás. Mujer vejada,
pisoteada, quiere la tortura de los demás
no entiende de milagros, santidades ni altares
Sólo quiere nuestro cuerpo convertido en mártir de hoguera
culto al héroe Zarathustra.
Pero cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia
de los tuétanos tiembla espabilado el odio
y en las médulas arde contínua la venganza
las palabras entonces no sirven
no son palabras, sino escupitajos de bilis.


Él:
Querida Nefertiti la checa
Ahora, todo parece que nos separa, excepto que
tanto tú como yo NO somos ejemplos de moralidad
Egocéntrica, Cínica, Hipócrita insolente, miserable vehemente, mezquina resentida y melancólica engreída
Nada nuevo me has aportado, sino que más de lo mismo
Eres la contraseña depresionista de nuestra época
la metáfora perfecta de la decadencia contemporánea
¿Por qué tanto odio? ¿De dónde procede
el deseo de torturar,
el gusto por desaprobar,
el vértigo, el goce de la infamia?

(la luz de mi sol sigue alumbrando ilesa)

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