sábado, 11 de mayo de 2013


La combinación de exportaciones limitadas al Norte, la inversión directa extranjera y el crecimiento de los mercados internos ha desencadenado una ola gigantesca de industrialización en algunos países en vías de desarrollo como por ejemplo en Bangladesh. En Dacca (Bangladesh) existe un ejército de costureras, la mayoría mujeres jóvenes, que cose prendas que se venden a precios irrisorios en tiendas de todo el mundo. Las marcas Primark, El corte Inglés, Bon Marché, Joe Fresh y Benetton confirmaron que tenían producción en un edificio que se derrumbó esta semana en Dacca.

Se estima que entre 1960 y 1990 se han creado en el Sur 20 millones de trabajos en la industria. Bangladesh es un claro ejemplo de esos países de la periferia capitalista en el que el crecimiento económico, que en Bangladesh es de un 6%, es diametralmente opuesto al bienestar social. Las grandes compañías del sector textil desembarcaron allí gracias al social dumping que ofrece Bangladesh ante el aumento de costes en China: unos sindicatos débiles y uno de los salarios mínimos más miserables del mundo: 29 euros al mes.

Aunque existe acuerdo sobre la trascendencia del nuevo proceso de industrialización iniciado en Asia y América Latina por la nueva orientación hacia afuera de las economías en vías de desarrollo se ha suscitado un intenso debate sobre el impacto real del comercio sobre el empleo y las condiciones laborales en esos países. Según el sindicato IndustriALL de Bangladesh, la responsabilidad de las empresas se ilustra con el pequeño porcentaje de los beneficios que destinan a costes laborales y de seguridad. El objetivo de la negociación actual entre patronal y IndustriALL es que se acuerden unos mínimos que incluyan un sistema coordinado de inspecciones.

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