miércoles, 1 de enero de 2014


Crimen y Castigo fue mi novela favorita durante muchos años. Años en que uno se creía que se comía el mundo y no se daba cuenta que era el mundo el que se lo comía a él. Años de soberbia intelectual, cegada por la inexperiencia de la juventud. Siempre me había preguntado porque realmente me gustaba esa novela pero no alcanzaba a explicitar exactamente el porqué. Ahora en este post me propongo reflexionar sobre la obra, que es lo mismo que reflexionar sobre mí mismo y por qué ahora la detesto. La vida es cambio, ríanse ustedes de los que dicen que nunca han cambiado, porque significa que no han evolucionado. Primero explicito unos puntos que me parecen claves para después dar forma a la crítica literaria de la novela.

Notas esenciales:
A. Prevalencia de lo espiritual sobre lo material debido a que al final decide confesar. Mediante la confesión expía los pecados;
B. Pone en cuestión la noción misma de crimen. Con el crimen de la usurera, pretende hacer mil buenas obras; 
C.  Lucha generacional entre un orden viejo que no acaba de morir y un orden nuevo que no puede imponerse;
D. La culpabilidad y el remordimiento que impregnan toda la obra es de una atmósfera aclaparadora de inquietud y nerviosismo que impide pensar racionalmente al personaje. La necesidad material le lleva al crimen. Él cree en un bien trascendental mejora, más allá de la usurera.
E. Análisis de clases del crimen: ¿Acaso no es Bonaparte un criminal por haber llevado a la muerte a tantos y tantos soldados?
F. El poder del cristianismo en los conceptos de bien y mal hacen vivir al personaje en un purgatorio continuo.

Raskolnikov fue en este sentido un modelo de personaje existencial, pero en un sentido laxo. Me explico, impregnado de un fuerte cristianismo, se halla empujado a utilizar su propia razón. Esta razón le lleva a asesinar a la vieja usurera. Sí, mediante el uso de la razón y empujado por las condiciones materiales de existencia, asesina brutal y despiadadamente en el nombre de la razón. Esta razón tiene consecuencias inesperadas puesto que además de la usurera, acaba asesinando a Lisabeta, la hermana de esta. ¿Es un asesino o es una expiación de los males del mundo?, ¿es Raskolnikov un asesino o un héroe de la razón moderna? Ahora responderé a estas preguntas, pero antes, hay que explicitar unos aspectos importantes.

En primer lugar, ¿De qué tipo de razón habalmos? Aquí nos encontramos sin lugar a dudas con la razón nihilista. La razón nihilista surgió en Rusia mientras Dostoievski estaba vivo. Antes de que Turguenev la usara en Padres e Hijos, la inmensa mayoría de la juventud universitaria, como Raskolnikov. Estos estaban inmersos en la agitación social y  revolucionaria para desembocar finalmente en la acción terrorista contra el Régimen de los Zares. Si no se tiene en cuenta el contexto social en que escribió Dostoievski no se puede entender la obra.

En segundo lugar, lo que añade la obra de nuevo, donde está el valor literario de la obra, es en el desenlace y en los temores, el remordimiento del asesinato de la usurera judía. Aquí nos pararemos un momento porque para comprender mejor a Raskolnikov, hace falta estudiar primero a su opuesto: la usurera. ¿Quién es en realidad la usurera? Desde un punto de vista material, es quien posee el dinero, la moneda de cambio. Desde un punto de vista espiritual, representa a Dios, y mediante el asesinato Raskolnikov se rebela contra Dios. Es una rebelión espiritual contra Dios y por lo tanto la negación de cualquier coacción sobre el hombre, representa el triunfo de la voluntad. ¿Qué está bien y qué está mal? Desde ese momento la moral se muta y justifica el asesinato y posteriormente, lleva a la perdición de Raskolnikov, que sin Dios, se halla perdido. Esto denota una caída de la importancia de la moral religiosa en la época de Dostoievski pero aquí es cuando nos encontramos con la segunda palabra del título: Castigo. El crimen visto como liberación lleva a su contrario, el castigo, la cárcel, la deportación a Siberia, que es su antítesis, para así convertirse en un hombre “mejor” (síntesis) mediante la confesión y siguiendo los principios de la moral religiosa. Es un retorno a la pureza, que junto con Sonia que representa la pureza, devuelve a Raskolnikov al lugar que le pertenece, junto a Dios: la cárcel de la Razón.

Ante la pregunta de si Raskolnikov es un asesino o un héroe moderno creo que habría que replantearla. No se trata de si el comportamiento de Raskolnikov es moralmente aceptable o no, sino de la legitimación de los medios para conseguir un fin. Es decir, con la confesión se quiere hacer ver que aún existe el concepto de verdad. Si Raskolnikov no confesara sería inocente a los ojos de la justicia estatal pero no a los ojos de Dios.

Bajo mi punto de vista, el maniqueísmo de Dostoievski es extremamente engañoso. Una vez ha cometido el asesinato, Raskolnikov está obligado a escoger entre el suicidio como Zametov, o a confesar. Hay otra salida: cargar con esa culpa, sí, porque todo el mundo miente, pero hace falta mentir bien. Entre el suicidio de Zametov y el cadalso de Raskolnikov hay toda una vida, quizás la única que valga la pena ser vivida. La única forma que tiene de redimirse Raskolnikov es aceptándose a sí mismo ya que él es para sí mismo su único juez. Raskolnikov demuestra que es prisionero de sí mismo y confiesa porque es más fácil morir por las contradicciones propias que vivirlas.

Dostoievski en el fondo plantea dos debates:

Por un lado el debate del buen obrar. EL buen obrar, el buen camino, la vida buena es la que lleva a Dios y no a la muerte. Bajo mi punto de vista, se equivoca por que el buen obrar es el que lleva a la vida en constante nacimiento y no a la muerte.
 Por otro lado, un dilema teológico que estaba en boga en la época: Si Dios está muerto, nada es posible. Si se mata la idea de Dios, ya no hay moral, ya no hay ni bien ni mal y nada es posible. Por el contrario, lo que el desarrollo de la ciencia ha demostrado es que si la idea de Dios está muerta es la condición de posibilidad para el uso de Razón, ya sea esta la del yo (Descartes), la trascendental (Kant) o la dialéctica (Engels).

Raskolnikov asesina a la usurera y la hermana porque cree que con el dinero que saque puede hacer miles de buenas obras, por una vida, miles de vidas salvadas de la pobreza y la descomposición. Para Raskolnikov el asesinato anticipa el día en que muchas personas dejen de morir de pobreza. Pero la muerte de la usurera finalmente no impedirá a nadie de morir de hambre. Esto nos debería hacer reflexionar en que hasta en la destrucción hay un orden, hay unos límites. Hay moral y no estamos por encima de ella, no estamos más allá del bien y del mal. Hay moral, pero no por ello tiene que ser la moral cristiana. Amar al prójimo no es solo cuestión de la religión. El dilema moral aquí es que Raskolnikov aumenta la injusticia en el mundo con una justicia muerta. No se da cuenta que más lejos del odio hay el amor, el nacimiento cotidiano, sin tener que entregar su cabeza al cadalso.

Al final de la novela cuando Raskolnikov decide confesar, no creo que esto se pueda interpretar como una aceptación de la moral religiosa. En lugar de esto, Raskolnikov está totalmente perdido, atormentado, no se da cuenta de su propia debilidad y abraza a Sonia que es la única que le da algo de candor a su vida con sus palabras. Raskolnikov no cree realmente en Sonia, en Dios, pero sigue ese camino ya que su alma llena de inquietudes desgarradoras, y ya que no cree en Dios, necesita justicia; si no, es la desesperación. En este sentido, Raskolnikov es un justiciero, y no un asesino, que actúa y no se queda en la mera contemplación. 


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